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Rubielos de Mora

El encanto de su casco antiguo

Con uno de los cascos históricos más interesantes que podamos encontrar, la Villa de Rubielos de Mora ha sabido preservar su encanto y atractivo a lo largo de los siglos. El municipio está ubicado en el corazón de la comarca aragonesa de Gúdar-Javalambre a una altitud de 929 metros, al sur de la provincia de Teruel.

Se encuentra bien comunicada por carretera a través de la Autovía Mudéjar, A-23, que comunica la Comunitat Valenciana con el paso a Francia por el túnel de Somport, pasando por Teruel, Zaragoza y Huesca.

Rubielos de Mora

«Villa situada á cinco y un cuarto de legua de Teruel».

España Geográfica. 1844. Pg. 813.

Rubielos de Mora está a 226 km de Zaragoza, de València dista 115 km, 112 km de Castelló de la Plana, La Iglesuela del Cid está a 64 km ya en pleno Maestrazgo. Y Casablanca 1.291 km, París 1.305 km, Bolonia 1.528 km, Angra do Heroísmo 2.309 km, Edimburgh 2.354 km, Siracusa 2.538 km, Tombouctou 4.055 km, New York 5.759 km, Samarqand 7.358 km, México DF 9.052 km, Yangón 9.365 km, Tokyo 10.757 km, Punta Arenas 12.309 km, Alice Springs 15.390 km, Auckland 19.338 km.

La estación de tren más próxima es la de Mora de Rubielos. Y está comunicada por autobús de línea con València, Teruel, Mosqueruela, Madrid y Barcelona.

La Casa Consistorial y sus secretos

La Villa de Rubielos de Mora es conocida por sus edificios monumentales. Al acceder a la población por el portal de San Antonio, que forma parte del recinto amurallado, se llega a la Casa Consistorial, una sólida obra renacentista del siglo XVI con una lonja bajo cuya arquería se instalaba la Lonja de la Lana, en la que se comercializaban todo tipo de paños, mantas, bayetas, cordellates y estameñas. La magnitud de la industria del tejido de la lana era tan importante en el valle de Rubielos que en 1611 se contabilizaban 50 telares, con la mayoría de su población dedicada a esta actividad, especializada en el desempeño de oficios como los de tejedores, pelaires (cardadores), tintoreros y comerciantes.

Para garantizar y preservar la reputación y precio de la excelente calidad de los paños de Rubielos se estipuló una ordenanza en el siglo XVIII en la que se obligaba a inspeccionar los productos manufacturados por la Aduana de Tejedores, que comprobaba las medidas, número de hilos y peso específico. En su apartado 32 se detalla la información que debe aparecer en cada uno de ellos:

“Todo paño, cordellate, bayeta u otra tela al tejerla, se le ha de poner una R y a las bayetas y paños, entre los barrones, el nombre de Rubielos, el del fabricante de cuentas o señales del número de hilos, la marca del cardador y la del tejedor y al fin la letra R.”

Un recorrido por las calles de
Rubielos de Mora

En el centro de la Villa se alza la iglesia, ex colegiata, Santa María la Mayor (S. XVI) con una torre de tres plantas cuadradas y una cuarta octogonal en la que se encuentran las campanas, rematada por una linterna. En su interior se puede admirar el magnífico retablo gótico dedicado a la Vida de la Virgen (S. XV) atribuido a Gonçal Peris, de la escuela valenciana de Pere Nicolau. En la actualidad es posible subir a la torre, desde donde se disfruta la panorámica de la villa a vista de pájaro.

Rubielos de Mora es un lugar ideal para callejear sin rumbo preestablecido. Tras cada esquina surge una plaza, una casa solariega o un palacio, como el de los Condes de Creixell y el de los Condes de la Florida, o los caserones de la burguesía terrateniente que prosperó en épocas pasadas, en los que se aprecian las rejas de forja que guardan las ventanas y los trabajos en madera de los aleros de los tejados.

Además, la Villa alberga dos conventos, el de los Carmelitas Calzados con un destacable claustro, que acoge también el Museo José Gonzalbo y, extramuros, el de las Madres Agustinas.

Una isla a ras del cielo

La comarca de Gúdar-Javalambre

La cuenca del rio Mijares y sus afluentes parten este territorio en dos sierras que constituyen una de las formaciones más importantes del Sistema Ibérico, con los picos de Peñarroya a un lado (2.028 msnm) y Javalambre al otro (2.020 msnm), las cumbres más elevadas de toda la provincia. El difícil acceso y los extensos bosques de pinos, sabinas y carrascas acogen una importante biodiversidad.

En la comarca de Gúdar-Javalambre se encuentran todas las variedades de pinos que existen de manera espontánea en la provincia de Teruel. Incluso en algunas cumbres pueden apreciarse ejemplares de Pino Moro (Pinus uncinata), una especie que únicamente arraiga en la actualidad en las zonas altas de los Alpes y Los Pirineos, vestigio vivo de las glaciaciones del período Cuaternario que fueron desplazando este árbol hacia el sur y que una vez que remitieron las bajas temperaturas desapareció de las zonas cálidas.

Bajar al Reino

‘Bajar al Reino’, en viaje de ida y vuelta desde Rubielos a Valencia, es una expresión popular que hasta hace pocos años se podía escuchar entre las gentes de las poblaciones aragonesas que limitan con tierras valencianas. En la Edad Media esta ruta se hacía por el Camino Real que atravesaba las célebres cuestas del Ragudo. Los viajeros debían bajar las tremendas pendientes de la vía clásica romana que venía de Zaragoza a Teruel y llevaba a Segorbe y Sagunto.

Esta era también la vía pecuaria utilizada por la trashumancia del ganado lanar, cuyos ramales procedentes de la Sierra de Gúdar convergían en el Puente medieval de la Fonseca sobre el río Mijares, que se unía al que bajaba de Javalambre. «Comarcalización Gúdar-Javalambre», Diputación General de Aragón. Varios autores. / «Formaciones vegetales y flora singular», Carlos Fabregat Llueca, Silvia López Udias.

Eran muchas las personas de poblaciones cercanas a la frontera las que cruzaban sus límites entre los reinos de Aragón y de Valencia atravesando valles y montañas, y lo hacían como algo habitual en sus formas de ganarse la vida desde tiempos remotos.

En 1366 el rey Pedro IV concedió a Rubielos el privilegio de Mercado y Feria que se articularon en un eje económico con los de Onda, Vilareal y Castelló de la Plana para canalizar sus productos por los puertos de Nules, Borriana, Almassora y Castelló, desde donde se exportaban los paños de lana y el vino que se elaboraba en el conocido como barrio de Los Cubos, al que dan nombre los antiguos depósitos de argamasa donde fermentaban los mostos de uva, así como en diversas masías de Rubielos.
España Geográfica. 1844. Pg. 813

Los otros pilares de la economía rubielana fueron los que constituyeron los gremios de alfareros y los herreros que trabajaban la forja, herencia de la habilidad mudéjar en estos oficios, cuya fama ha llegado hasta nuestros días. De todo este pasado quedan vestigios, rastros que dejaron nuestros antepasados, en cuyos cimientos, hoy, nos asentamos.

 

Hemos ido otra vez, entre las piedras,
a través del partido panorama de la adoba
y el cierzo venteando en los rincones,
a aquel lugar -abandonado hoy-
donde papá mamó de nuestra abuela.

«Último paso entre las tumbas», José Antonio Labordeta

Rubielos de Mora en el Camino del Cid

Una de las paradas inexcusables del Camino del Cid es la de Rubielos. Su derrotero es todo un viaje por la Edad Media que sigue las indicaciones del ‘Cantar de Mio Cid’, la primera gran obra de la literatura española escrita en una lengua romance alrededor del año 1207, un cantar de gesta que relata las hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz, el Campeador.

El Camino del Cid atraviesa las provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Castellón, Valencia y Alicante, sumando 1.500 kilómetros de senderos señalizados

En la ruta de La Conquista de Valencia el Camino del Cid parte de la localidad turolense de Cella, lugar donde, según el Cantar, Rodrigo Díaz convocó a los que quisieran acompañarle a la conquista de esta ciudad, pasando por Rubielos de Mora.

Quien quiere ir conmigo cercar a Valencia
todos vengan de grado, ninguno non ha premia,
tres días le speraré en Canal de Celfa

Cantar de mio Cid

En la Oficina de Turismo, ubicada en el claustro de la Casa Consistorial de Rubielos, se puede sellar el ‘Salvoconducto’, la credencial que certifica el paso del viajero por las distintas localidades del Camino del Cid. El documento recuerda al que se utilizaba en la Edad Media para asegurar el paso libre y seguro de viajeros y mercancías.

Puedes encontrar todos los tracks de la ruta del Camino del Cid en formatos gpx, kmz y trk en la app Mapas de España, la aplicación de rutas del Centro Nacional de Información Geográfica, dependiente del Ministerio de Fomento. Cuenta con mapas estupendos, tiene múltiples utilidades de orientación, ideal para senderismo, ciclismo, correr o esquiar y es gratuita. Solo disponible para Android. Descárgala aquí.

Y también en este link de la organización del Camino del Cid, donde te puedes descargar la app Mapas de España Básicos disponible en iOS y Android: caminodelcid.org/info-viaje/tracks/

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